Erasmus en Niza

Irene, 21 años. Periodismo. Niza

Mi experiencia como estudiante Erasmus en la Universidad Shopia Antipolis de Niza no comenzó muy bien. Al llegar nos hicieron cambiar todas las asignaturas que habíamos elegido desde Madrid. Una vez escogidas íbamos a las clases y al no estar nuestro nombre registrado en las listas, los profesores dudaban de si podían aceptarnos en clase. Los de Secretaria nos decían que hablásemos con los profesores, los profesores nos enviaban a Relaciones Internacionales y éstos a Secretaria...Tardamos un mes desde el inicio del curso en tener un horario definitivo, al igual que para poder comer en el comedor universitario ya que es obligatorio presentar el carnet de la universidad.Una dificultad por tanto, es que la administración funciona bastante mal y la otra, que hemos tenido que cursar 13 asignaturas este cuatrimestre y tendremos otras tantas el que viene para completar los créditos que se nos exigen.Una vez acreditados como estudiantes los descuentos son mejores que en España, por ejemplo el precio del menú universitario son 3€ y el del polideportivo municipal es de tan solo un euro.

Volviendo al tema de la facultad, una de las diferencias más significativas que he apreciado ha sido la forma de examinar. En Niza, la mayoría de los profesores piden disertaciones escritas a sus alumnos en los exámenes. Para que nos entendamos, en vez de hacer una pregunta sobre la asignatura y que los alumnos escriban lo que se han aprendido de memoria de sus apuntes (lo corriente en España). Aquí, a partir de una frase relacionada con la asignatura debemos exponer y reflexionar sobre el tema con una introducción, un desarrollo y una conclusión.Fuera ya de las clases, existe una asociación en la universidad que organiza actividades todas las semanas para los estudiantes que venimos de fuera, desde visitas a museos, excursiones o deportes, hasta fiestas y quedadas en la playa.Gracias a ello he conocido gente de todas las nacionalidades así como un gran número de españoles. Esto último puede suponer un problema, ya que hemos formado un grupo de españoles con el que me siento muy a gusto pero que está provocando que mi conocimiento del francés no haya mejorado todo lo que yo hubiese querido.

Los amigos que he hecho en Niza son sin duda lo mejor de mi experiencia y descubrir que no somos tan diferentes, aunque vengamos de lugares tan alejados como Europa, China, Corea o Japón, me sigue fascinando.

Respecto al alojamiento, vivo en una residencia de estudiantes. Mi habitación tiene 15 metros cuadrados y está compuesta de un pequeño baño y una habitación con sofá-cama, mesa de estudio y cocina. El precio es el doble que el de las residencias públicas, pero en éstas viven compartiendo baño y cocina, la cual solo tiene dos fogones y un fregadero. De manera que la mayoría han tenido que comprarse una nevera, un microondas, utensilios de cocina…etc.El Estado francés concede una beca a todos los estudiantes que viven fuera pagándoles el 40% del precio total del alquiler. Aunque yo aun no he recibido nada porque he tenido que entregar los papeles tres veces, debido a que las dos anteriores los habían perdido. En cuanto a las becas españolas, de momento solo hemos recibido la de la Complutense, 855 euros.

Respecto a la ciudad de Niza, no le puedo poner ninguna pega, me encanta. El mar hace que la temperatura siempre sea cálida y la playa es preciosa. Tengo la suerte de vivir cerca de la universidad y del centro, por lo que puedo ir andando a ambos sitios. La sensación al caminar por el centro de Niza es la de estar en una ciudad italiana, las calles estrechas, los edificios de colores, el olor a pizza y los vendedores de helados.La Costa Azul es muy bonita, pero no solo se queda en ciudades con tanto “glamour” como Mónaco o Cannes. A menos de una hora de Niza se encuentra el Parque Nacional de Mercantour con unos paisajes de montaña preciosos.