Erasmus en Burdeos

E. 25 años, Pedagogía. Burdeos

Mi experiencia Erasmus...

El Erasmus es difícil de definir, es una experiencia peculiar, diferente a cualquier otra. Creo que sólo una persona que ha estado de Erasmus entiende el concepto Erasmus. Es como irte de campamento en verano, o cómo tener pueblo…ohhh…no sé, es una de esas experiencias en la vida que tienen características peculiares. Te vas a otro país a vivir, pero sabes que es temporal, normalmente estás becado, dice ser, recibes pasta todos los meses, y si no, como fue mi caso, pides el paro y te lo gastas. Normalmente, y menos los españoles, no dominamos el idioma del país al que te vas en plena juventud, lo que te obliga a unirte con el resto de jóvenes provenientes de otras innumerables nacionalidades. En fin…el Erasmus tiene todos los ingredientes para convertirse en un año genial. Si bien es cierto, que la burocracia es un infierno….es de esas cosas que te crees que sólo funciona mal en tu país y cuando llegas a otro te cuesta decidir qué administración es más inoperante. Yo en Francia, una de las primeras cosas que descubrí fue que no hay nada que le guste más a un francés que una ventanilla, con un funcionario y una foto de carnet. La verdad es que yo me atrevería a decir que el 40% de mi nivel de francés lo aprendí gracias a los 200.000 trámites administrativos que tuve que realizar al llegar…consigue la habitación, averigua que existe una ayuda que puedes conseguir, claro, eso si das las doscientas vueltas a los distintos edificios que están implicados en dicha ayuda. Arreglas los papeles de la Universidad, consigues la dichosa tarjeta universitaria, la del médico, la de transporte…aquí puesto con comas parece muy simple pero de verdad que te tiras todo el año intentando arreglar los puñeteros papeles. Yo me dije, como pierdas o te roben la cartera, abandona el Erasmus.Para lo único que no encuentras impedimentos, es para abrir la cuenta del banco. Yo me presenté en la sucursal sin hablar una palabra de francés, y en quince minutitos salí con la tarjeta en la mano. Y piensas, que bien, qué rápido, no me he tenido que tirar cuatro horas como en el resto de trámites. Hay tonta de mí…es que se lo guardan para final de año. Cuando llega el momento de dejar el país y cerrar la cuenta, dejan de entenderte e inviertes todas las horas que no invertiste, al principio del curso, en cerrarla. Es un hecho curioso. En el banco te entienden a la perfección el primer día que estás en el país y después de nueve meses viviendo allí, coño que no te entiende…qué cosas.La verdad es que a pesar de todo esto, recomiendo el Erasmus a todo el mundo. Tanto si eres listo, como si eres tonto, rico o pobre, dominas de antemano el idioma (o eso te crees) o no tienes ni idea. En el Erasmus te das cuenta de que en España lo de los idiomas lo llevamos fatal, así que entre el que dice saber y el que no sabe nada, tampoco hay tanta diferencia. En el resto de Europa, este hecho lo saben y lo asumen y, aún así, les caemos genial. Todos terminan hablando un poco español. Les encantan los españoles, porque reímos, cantamos, lloramos, hablamos de culo, pero nos la pela.Lo cierto es que ha sido un año interesante, genial. Hace dos semanas estuvieron aquí en Madrid 20 Erasmus provenientes de nacionalidades tan dispersas cómo Alemania, Austria, República Checa, Italia, Inglaterra y un largo etcétera. Podía hablar muchas cosas sobre mi Erasmus, podría escribir un libro. Pero intentaré en un párrafo sintetizar mis impresiones. El Erasmus es un corte en tu vida, una vida paralela, un sueño del que te despiertas, un año en el que las emociones se comprimen, una oportunidad para conocerte para decidir cómo quieres vivir en ese año, si lo deseas puedes cambiar de personalidad y hasta de nombre. Conoces a gente de una manera especial porque te comunicas en otro idioma y generalmente a la gente que conoces tampoco pertenece al país donde resides. Conoces a gente de diferentes clases sociales, con diferente nivel de vida, diferentes concepciones sobre la misma, y diferentes costumbres. Todo esto te ayuda a abrir tu mente, a percibir tu vida de manera diferente y, como dije antes, a conocerte. Vete de Erasmus.