El 2 de noviembre de 2006 fue el día que cambió mi vida. La mañana de aquel día iba volando al lado de mi mejor amigo rumbo a una nueva vida en un país, Inglaterra, que está cerca pero que uno nunca conoce de verdad hasta que está allí. Nuestro destino era la ciudad de Guildford, a unos 40 minutos de Londres. Fuimos sin trabajo, sin casa, sólo una noche en una residencia y, lo más importante, sin el idioma aunque con muchas ganas de aprender.
Todo empezó a aparecer poco a poco. Primero, nos hicimos con un teléfono móvil cada uno. A partir de ahí tocaba encontrar casa y teníamos muy poco tiempo. Llamadas y visitas a unas casas, sucias y descuidadas, donde solo vivirías por necesidad, hasta que llego la hora de comer y decidimos comer un kebab. Y ese kebab nos hizo las cosas más fáciles... Hablamos con los que trabajaban allí cuando de repente nos preguntaron si estabamos buscando casa. No lo hagais, pero cuando nos dijeron que estaban buscando dos personas para vivir en su casa me tiré dentro del coche del dueño de la casa para ir a verla. Allí nos quedamos.
Sólo quedaba buscar clases de inglés, trabajo y abrir una cuenta. Y en ese orden fue. Las clases lo dejaremos para lo último. El trabajo, tras un mes allí y varios pequeños trabajillos de repartidor apareció y lo hizo en forma de hamburguesa, empezamos, mi amigo y yo, en un Burger King. Hasta que no tienes trabajo no puedes abrir una cuenta, pero una vez lo tuvimos, apenas tuvimos problemas en algún banco.
Por último, conseguimos clases de inglés y gratuitas. Nosotros ibamos sobre todo a aprender inglés. Gracias a un programa de integración de la Unión Europea, pudimos perfeccionar lo que ibamos aprendiendo en otros lugares. Estos cursos de inglés eran impartidos gracias a la Universidad de Cambridge. Había varios niveles y para determinar cual era el tuyo, te hacía una prueba antes de empezar. Después de algunos meses de clases, llegaron los examenes, y en ellos, demostramos que ir allí nos sirvió para mucho.
Es una experiencia que cambió mi vida. No sólo existen las becas Erasmus para salir fuera. Hay muchas más becas, pero algunas veces, no hay becas que valgan y lo que de verdad cuenta son las ganas que tengas de hacer algo diferente en tu vida. Si puedes salir a conocer el mundo, ¡no lo dudes!
0 comentarios:
Publicar un comentario