Erasmus en Lyon

Si hay algo que me ha quedado claro de este país, es que la burocracia es tan francesa como la baguette. Casi las tres primeras semanas que pasé en Lyon estuve haciendo papeles. Todo proceso burocrático es mucho más complicado aquí que allí, hay que dar miles de pasos, y nunca se puede resolver algo directamente, todo es demasiado caótico y a veces te sientes como si estuvieras en una carrera de obstáculos.



Todo fue difícil al principio, los papeles del banco, los de la residencia, y la inscripción en la universidad. Nada más llegar a la facultad tuve que cambiar todo el convenio, porque había asignaturas que no estaban, o los horarios se solapaban. Sin embargo después de todo el lío inicial, las cosas se fueron normalizando poco a poco.




Empecé las clases, y comprobé contenta que lo comprendía todo bastante bien, sin embargo para intervenir en clase como el resto de los alumnos me tomé mi tiempo, porque al principio me daba vergüenza, pero más tarde conseguí soltarme.




En cuanto al salir por la noche, no nos engañemos, nunca encontraremos la marcha de Madrid en ninguna parte. Con respecto a la fiesta Erasmus puedo contaros que los sitios son pequeños, calurosos y en seguida se llenan de gente, o bien hay otra discoteca que se llama Loft que hace varias fiestas temáticas para Erasmus que es más grande, aunque la entrada cuesta 8 euros y el ropero de 2 euros es obligatorio.




A mí me gusta moverme por círculos más alternativos como los barcos-puf que están atracados en el Ródano, sin embargo ahora están cerrados porque hace mucho frío pero en primavera podremos otra vez disfrutar de ellos.




También hay un barrio llamado la Croix Rousse con garitos de rock, de jazz o de música latina en los que no hay que pagar nada por entrar, y son los mejores de la ciudad desde mi humilde opinión.